NOVELA

VOLVER LA VISTA ATRÁS

JUAN GABRIEL VÁSQUEZ

(ALFAGUARA - BOGOTÁ)

Los versos de Antonio Machado – “Volver la vista atrás”- en el título de la novela anuncian el proceso de revisión del pasado que el protagonista que marca la narración desde las primeras páginas.

El texto se basa en el relato de Sergio Cabrera, cineasta colombiano conocido por su película “La estrategia del caracol”. El lector se llena de interrogantes frente a esta biografía familiar que remite a personajes históricos y que se basa en la relación entre Vásquez (se ausenta del texto) y Sergio (entrega las claves de su vida). Los hilos de la historia se tienden hacia el padre Fausto Cabrera, famoso actor y escritor español fundador del Partido Comunista Maoísta colombiano, quien llega a Colombia junto con su familia republicana, huyendo de la guerra española y se convierte en una figura central de la cultura colombiana.

A su vez las historias de la madre Luz Elena Cárdenas y la hermana adquieren autonomía. Resulta llamativa la colaboración entre el autor y el sujeto biográfico que presta su memoria.

El libro se hunde en la historia de Colombia y del mundo del siglo XX. Si los orígenes de Fausto nos conducen a la España republicana y al exilio, su vida lo convierte en portavoz de la poesía española e hispanoamericana, actor de teatro y cine, comprometido con la historia de los vínculos entre la guerrilla colombiana y el maoísmo.

El viaje de la familia a China y la posterior estadía de los hijos adolescentes que llegan a convertirse en guardias rojos, cuando los padres marchan a Colombia a fundar la guerrilla y los dejan en manos del partido. Fausto escribe una larga carta que obra como manual de instrucciones para los niños que se esfuerzan por cumplir con sus preceptos desde el Hotel de Extranjeros comportándose como verdaderos proletarios. La alienación es total, en especial la de Magdalena, que lo sacrifica todo. A partir de cientos de cintas grabadas; conversaciones, diálogos, recuerdos, memorias aparecen espías del Partido Comunista Chino, maoístas uniformados en todas las esquinas, obreros cantando vivas al líder. Sergio, arrastrado por esos vientos, duda una y otra vez de su educación sentimental y de su vida.

De regreso a Colombia se incorporan a la guerrilla, una experiencia decepcionante y riesgosa, que supone violencia y clandestinidad, de la que acaba por rescatarlos la madre, quizá el personaje más luminoso del texto. Los Cabrera- excepto Fausto- acaban rebelándose contra los mandatos del Partido.

Uno de los aciertos de Vásquez está en el comienzo de la obra con la escena de la reacción de Sergio ante la muerte del padre. Se pone en escena la compleja relación entre ambos que emerge una y otra vez en el relato. No sólo nos desafía a la lectura de las etapas más duras de la violencia colombiana sino también de la cultura.

El libro plantea muchos interrogantes al quebrar “esa compleja red de silencios” que cubre las participaciones en la guerrilla.

El trabajo de armado de la estructura potencia la fuerza de las imágenes. El trayecto de la utopía al desencanto político despliega un relato de aventuras durante el período de la guerra fría entrelazado con las peripecias familiares.

Una vez más Juan Gabriel Vásquez ha logrado cifrar la historia en la literatura en una feliz conjunción de oficios: el de la literatura y el periodismo.

CARMEN PERILLI

© LA GACETA

Volver la vista atrás *
Por Juan Gabriel Vásquez

Ahora, saliendo del jardín con Silvia a su lado, caminando entre el Monasterio de los Jerónimos y las aguas del río Tajo, vigilando a Amalia que, más adelante, luchaba contra el manubrio de su bicicleta, Sergio se preguntaba si no habría podido hacer un esfuerzo en los últimos días para visitarlo con más frecuencia. No habría sido fácil, de todos modos, pues en su propia vida estaban sucediendo dos cosas que consumían su tiempo y su atención, y apenas si le dejaban espacio para otras preocupaciones. Por un lado, una serie de televisión; por el otro, el intento por rescatar su matrimonio. La serie contaba la vida del periodista Jaime Garzón, su amigo y su cómplice, cuyos programas brillantes de sátira política se acabaron en 1999, la madrugada en que murió abaleado por sicarios de extrema derecha mientras esperaba en su camioneta a que un semáforo se pusiera en verde. El matrimonio, por su parte, se estaba descarrilando, y las razones no eran claras ni para Sergio ni para su esposa. Silvia era portuguesa y veintiséis años menor que él; se habían conocido en 2007, en Madrid, y habían alcanzado a vivir varios años a gusto en Bogotá, hasta cuando algo dejó de funcionar debidamente. ¿Pero qué era? Aunque no lograran saberlo con certeza, la separación les pareció entonces la mejor de las opciones, o la menos dañina, y Silvia viajó a Lisboa no como si regresara a su país y a su lengua, sino como si viniera de visita para escapar de una tormenta.

* Fragmento.

PERFIL

Juan Gabriel Vásquez nació en Bogotá, en 1973. Algunas de sus novelas son El ruido de las cosas al caer (Premio Alfaguara, Premio Gregor von Rezzori-Città di Firenze, The International IMPAC Dublin Literary Award), Las reputaciones (Premio Real Academia Española, Premio Literario Arzobispo Juan de San Clemente, Prémio Casa de América Latina de Lisboa) y La forma de las ruinas (Prémio Literário Casino da Póvoa y finalista del Man Booker Prize). Ha ganado dos veces el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. En 2012 ganó en París el Prix Roger Caillois por el conjunto de su obra. Fue nombrado Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de Francia y recibió la Orden de Isabel la Católica. Sus libros se publican en treinta lenguas. “Una de las grandes novelas que se han escrito en nuestra lengua” dijo Mario Vargas Llosa sobre Volver la vista atrás, su último libro.